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sábado, 6 de noviembre de 2010

Hoy inicio mi Ayuno de 30 Días

23 Años
1.81 metros
118 Kg ufff
40 de pantalon
xl camisa apretada
El ultimo dia coloco las fotos




Ayunar es abstenerse de comida durante un espacio de tiempo determinado. En la antigüedad los médicos empleaban esta técnica o acción como medio curativo. Sabían que la Naturaleza humana es autocurativa y que la energía personal es nuestro médico interior, “la Vix. Medicatrix”, como se suele decir. Esto se remonta a épocas anteriores a Jesucristo. Incluso se dice de éste que sanaba mandando a la gente que ayunase. Ante la solicitud de sanación Jesús responde: “Este género no sale sino con oración y ayuno” (Mat. 17:20). El caso era difícil y había que usar el mayor elemento de sanación, o que posibilita la sanación. El investigador, filólogo y creyente Edmond Bordeaux Széquely, fundador de la sociedad Biogénica, con sede en Londres, en su(s) libro(s) “El Evangelio Esenio de la Paz, de Jesús, el Cristo”, nos presenta a éste personaje como un sanador que preconizaba el ayuno.




La verdad no es aceptada ni promocionada por los sistemas corruptos que viven de la explotación y engaño de las muchedumbres. Siempre ha sido así. Por ello no se difundió esta terapéutica ancestral, todo lo contrario la han ocultado y desechado socialmente, no da dinero masivo a los manipuladores de la salud. Los traficantes de la salud prefieren tratar los síntomas y no ir a la causa de las enfermedades. Porque así se aseguran pingues ganancias, ya que el tratar los síntomas con productos químicos antinaturales, genera, lógicamente, la cronificación del mal y la perpetuidad de los tratamientos.



Los Naturistas siempre han sabido el por qué de las enfermedades, pero el Sistema creado no quiere saberlo ni oírlo, discrimina y no alienta la sanación natural. Ello asegura persistentes ganancias a la industria del fármaco sintomático, con tratamientos no causales y productos químicos no naturales y agresivos, en los cuales tienen los millonarios sus mayores inversiones. Así influyen en la creación de Leyes que protegen sus intereses, e impiden que la sanación natural salga a la luz disfrutando de los mismos derechos jurídicos y sociales. El injusto monopolio de la salud. Así funciona, en general, el sistema actual, negando la salud y larga vida a muchos, al no equiparar y discriminar los medios de sanación natural frente a los tratamientos químicos artificiales, que tratan síntomas, no las causas y por tanto, lógicamente, no pueden sanar nada.



La vida humana, fisiológicamente hablando, está sujeta a los procesos de asimilación y excreción. En el momento que la energía personal deja de dirigirse a absorber y asimilar materiales ingeridos, ella, automáticamente tiene muchísimo más potencial para dedicarse a excretar, desechar del cuerpo todo material retenido insalubre y tóxico. Toda sanación se basa en la expulsión del cuerpo de sustancias más o menos tóxicas no eliminadas que impregnan zonas internas corporales. Así lo expresaron también prominentes investigadores médicos en el siglo pasado, fundadores del sistema de sanación Higienista. Aunque previo a ésto la práctica naturista mantenía dicha hipótesis y el testimonio histórico de muchos sanados.


El poder curativo del ayuno se basa en el poder interior del hombre y en especial del poder de autolimpieza que el organismo posee. El cuerpo siempre está expulsando de su interior materiales residuales, exógenos y endógenos, siempre busca el equilibrio y ello le conlleva una permanente lucha. Cuanto mejor se vive, cuanto más sanamente uno funciona, menos sustancias tóxicas pululan en nuestro interior y la maquinaria humana opera con mayor eficiencia en su proceso eliminador.


Sanar es purificar el organismo y dicha purificación depende de la potencia energética orgánica, no muscular. El recargo tóxico interno motiva depleción orgánica, “agotamiento interior”. La expulsión de materiales retenidos e impregnados en el cuerpo es el objetivo primordial del ayuno. El organismo al no recibir materiales del exterior, comienza a nutrirse de las reservas corporales. Pero operando bajo la Ley de la Eliminación Selectiva comienza a extraer los materiales menos necesarios almacenados en el organismo. De este modo es como se inicia el gran proceso de limpieza interna o purificación celular. Está tan sabiamente empotrado en nuestra naturaleza este “proceso biológico” que para no hacernos padecer, hasta nos hace desaparecer la sensación de hambre, la cual solo se percibe normalmente durante un día o dos. Muy pronto empieza una limpieza tan maravillosa, que se queda uno boquiabierto del color fuerte que adquiere el orín, entre otras cosas.


En el momento en que dejamos de comer el organismo, como obedeciendo unas órdenes preestablecidas, dispara sus mecanismos automáticos de autolimpieza, se paran y disminuyen unas secreciones y aparecen otras, fluye una gran abundancia de bilis favorecedora de la limpieza interior. El descanso glandular es enorme y la sabia energía acumulada y concentrada en un objetivo, se dirige a las partes más necesitadas, empezándose así a corregir y mejorar los desajustes funcionales y orgánicos que el cuerpo pueda tener.



El ayuno es el más excelente medio de desintoxicación celular. Es el medio natural de curación empleado por los animales cuando están enfermos. Y el modo más efectivo y rápido para rejuvenecer y restaurar la salud. Experimentos realizados con gusanos han corroborado el poder que otorga el ayuno de alargar la vida. Animales que fueron sometidos a ayunos temporales, vivieron muchísimo más que los que seguían una alimentación convencional diaria.



En definitiva, ayunar es poner tu cuerpo en las manos del Poder “divino”, fe en el Dios invisible e interno, el cual opera siempre y de modo natural a favor de la propia vida en toda circunstancia (Ley de la Autopreservación), una acción curativa automática que trata siempre de expulsar al material ofensor. Dicha acción curativa persigue limpiar el organismo de toda impureza. La no ingestión alimenticia, conllevando un inmenso ahorro energético, maximiza el recargo energético orgánico, haciendo al sistema de eliminación más activo y funcionar a pleno rendimiento.


El ayuno posibilita al máximo la sanación, la regeneración física, la revitalización y el rejuvenecimiento, siempre y cuando vaya acompañado y conjuntado con otros factores de salud que atienden a las necesidades, del momento, fisiológicas y psíquicas del individuo. Sin ésto el ayuno fallará en conseguir el resultado óptimo deseado.



El Ayuno es, como se suele decir, “un regalo de los dioses”, ya que es un don de vida incrustado en nuestra propia naturaleza, del cual podemos disponer a través del pequeño sacrificio de una corta penitencia.